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    Cajitas de sonido



    Curaduría y expositor
    Exposición Obras Blancas, silencios elocuentes
    Espacio Alterno.
    Bogotá,
    agosto – octubre de 2012.




    “OBRAS BLANCAS, silencios elocuentes”






    En realidad todo silencio consiste en la red de menudos ruidos
    que lo envuelve: el silencio de la isla se diferenciaba del silencio
    del tranquilo mar circundante porque estaba recorrido por murmullos
    vegetales, cantos de pájaros o un brusco rumor de alas.


    Italo Calvino, en Los amores difíciles, 1970.



    “OBRAS BLANCAS, silencios elocuentes”, es una muestra de arte sonoro que gira en torno a dos temas centrales: el silencio y lo blanco. En ella, se muestra el trabajo de un pequeño grupo de artistas colombianos que se aproximan con sus diversos matices y particularidades al ámbito de la plástica sonora.

    Podemos pensar en la idea de lo blanco en relación al vacío, a la ausencia, a cierta transparencia, a lo luminoso o a lo neutro y tranquilo; pero, opuesto a estas características, en el contexto del sonido lo que denominamos como blanco, o mejor ruido blanco, es el sonido que contiene todas las frecuencias audibles, un sonido lleno, colmado, texturado, ruidoso, opaco y oscuro. Las grandes aglomeraciones en eventos naturales y artificiales, con su enorme y variada densidad de sonidos; los murmurios de ríos, cataratas, vientos, aguaceros o mares; las grandes concentraciones humanas, con sus voces y acciones; la acumulación del tráfico urbano o de actividades mecánicas e industriales; las poblaciones animales en hordas, rebaños y manadas; constituyen grandes masas o nubes sonoras que tienden al ruido blanco. Además, en el terreno de las probabilidades y en medio del maremágnum sonoro se potencia y posibilita la cancelación de fase, de tal manera que los sonidos pueden anularse entre sí silenciándose. Así mismo, estos grandes nodos de acumulación sonora se comportan como un vapor envolvente que actúa como un telón de fondo que da carácter a los paisajes, delimitando y caracterizando silencios dramáticos, conmovedores, reveladores… silencios elocuentes.

    Los objetos reunidos en esta muestra de obras blancas, se ubican ambiguamente entre la quietud, el silencio y la transparencia, y la agitación, el ruido y la estridencia.


    Si adentro, cerradas la puerta y las ventanas,
    se imponía un silencio vibrátil de zumbidos,
    reinaba afuera el esplendor sonoro.


    Manuel Mujica Láinez, En El brazalete, 1980


    El sonido se ha instalado intensa y cualitativamente en todos los ámbitos de la vida siendo actualmente valorado como un renovado material con una enorme disponibilidad plástica y tecnológica. Con las invenciones, en las últimas décadas del siglo XIX y principios del XX, de los medios audio-mecánicos, electroacústicos y los desarrollos en tecnologías audio-numéricas de la segunda mitad del siglo XX y principios del XXI, hemos avanzado en su comprensión y aprehensión sensorial y cultural, convirtiéndose en una materialidad dúctil y maleable. Al unísono con los movimientos experimentales y las vanguardias artísticas, se gestaron nuevos rumbos respecto a la percepción y conocimiento del sonido, a las formas físicas de generarlo, estabilizarlo, transportarlo y transformarlo, al igual que en su manejo expresivo en diferentes terrenos de la creación como la música, la poesía, el cine y las artes plásticas.

    Con estas nuevas condiciones, el sonido como materia se ha visto afectado en su más íntima y esencial contextura, sufriendo fuertes cambios en sus potenciales expresivos. El sonido adquiere un valor material inédito: es observable al micrófono; lo podemos memorizar y fijar en soportes, es maleable, transportable y reproducible; es posible sintetizarlo íntegramente y amplificar sus detalles hasta llevarlo a extremos de sutiles y dramáticas intensidades. Las preocupaciones en torno al sonido se han desplazado de sus territorios tradicionales como la música y el lenguaje, para instalarse en nuevos ámbitos de las artes plásticas, experimentales, electrónicas y mediáticas.

    Desde comienzos de siglo XX, los artistas plásticos han asumido y experimentado con el sonido como una nueva materialidad, explorando sus posibilidades expresivas y extendiendo sus contenidos hacia nuevos territorios sensoriales y estéticos. El sonido ha podido finalmente separase de las limitaciones de estructuras y de códigos de la música y la literatura, emergiendo el arte sonoro como una modalidad artística autónoma.

    El arte sonoro, que ha tenido un enorme desarrollo a lo largo del siglo XX, y en las últimas décadas una poderosa evolución y seria consolidación, conlleva en sí mismo contradicciones y equívocos. El término lo podríamos entender de manera muy general como un territorio amplio que incluye todas las manifestaciones artísticas que trabajan con el sonido como su contenido primordial: las músicas, la poesía sonora y la narración oral, la creación radiofónica y el cine para los oídos, las instalaciones sonoras y las obras con sonido en el contexto de las artes plásticas. También podríamos considerar arte sonoro, como una modalidad particular de las músicas experimentales y electroacústicas, muy utilizado recientemente en festivales, congresos y convocatorias internacionales. En Colombia, el desarrollo del arte sonoro es aun incipiente y el uso y abuso del término lo ha hecho un tanto banal y cierto sentido tergiversado, de tal manera que estamos en un buen momento para trazar algunos rasgos, de referencia y de reflexión, en torno a esta modalidad artística.

    En el caso particular de la muestra “OBRAS BLANCAS, silencios elocuentes”, nos referimos a la creación sonora propia y específica en el entorno de las artes plásticas, en la que se trabaja con el sonido como referente conceptual y materialidad esencial de las obras.

    MB






    Cajitas de sonido
    (2012)





    1. Colección negra con una fuente sonora.

    2. Colección blanca con una fuente sonora.

    3. Negra con dos fuentes sonoras.

    4. Blanca con dos fuentes sonoras.

    5. Colección dorada con una fuente sonora.



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Mauricio Bejarano

objetosonoro@gmail.com